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2019-08-06

 

GARCIA LORCA em LLANTO POR IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS

Inacio Sanchez Mejia (Sevilha6 de junho de 1891 — Madrid13 de agosto de 1934) foi um toureiro, escritor e dramaturgo espanhol. Amigo de alguns dos grandes nomes da intelectualidade espanhola de então, foi tolhido na arena e morto pelo touro que toureava.

A sua morte teve grande repercussão em Espanha mas de todas as referências à sua morte trágica sobressaiu o famoso e belíssimo poema do seu amigo, o grande poeta, Federico Garcia Lorca que, aliás, não era um aficionada de touradas, :  LLANTO POR IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS.
Da esq p a dir: Salvador Dali, Lorca e Jose "Pepin" Bello

Lorca
 teria, dois anos depois, um fim trágico -
mandado fuzilar por Franco - por ser um opositor do seu golpe militar e da ditadura franquista e um defensor do regime republicano e democrático que este derrubou dando origem à terrível guerra civil espanhola com mais de 500 mil mortos. Franco venceu com o apoio de Hitler e Mussolini e teve a colaboração de Salazar.


O célebre poema de Lorca tem 4 partes:
 
1 - La Cogida y la Muerte, 2 - La sangre Derramada, 3 - Corpo Presente, 4 - Alma Ausente.

LLANTO POR IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS (1935) 

LA COGIDA Y LA MUERTE 

A las cinco de la tarde. 
Eran las cinco en punto de la tarde. 
Un niño trajo la blanca sábana 
a las cinco de la tarde. 
Una espuerta de cal ya prevenida 
a las cinco de la tarde. 
Lo demás era muerte y sólo muerte 
a las cinco de la tarde. 

El viento se llevó los algodones 
a las cinco de la tarde. 
Y el óxido sembró cristal y níquel 
a las cinco de la tarde. 
Ya luchan la paloma y el leopardo 
a las cinco de la tarde. 
Y un muslo con un asta desolada 
a las cinco de la tarde
Comenzaron los sones del bordón 
a las cinco de la tarde. 
Las campanas de arsénico y el humo 
a las cinco de la tarde. 
En las esquinas grupos de silencio 
a las cinco de la tarde. ¡
Y el toro solo corazón arriba! 
a las cinco de la tarde. 
Cuando el sudor de nieve fue llegando 
a las cinco de la tarde, 
cuando la plaza se cubrió de yodo 
a las cinco de la tarde, 
la muerte puso huevos en la herida 
a las cinco de la tarde. 
A las cinco de la tarde. 
A las cinco en punto de la tarde. 

Un ataúd con ruedas es la cama 
a las cinco de la tarde. 
Huesos y flautas suenan en su oído 
a las cinco de la tarde. 
El toro ya mugía por su frente 
a las cinco de la tarde. 
El cuarto se irisaba de agonía 
a las cinco de la tarde. 
A lo lejos ya viene la gangrena 
a las cinco de la tarde. 
Trompa de lirio por las verdes ingles 
a las cinco de la tarde. 
Las heridas quemaban como soles 
a las cinco de la tarde, 
y el gentío rompía las ventanas 
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde. 
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde! 
¡Eran las cinco en todos los relojes! 
¡Eran las cinco en sombra de la tarde! 


LA SANGRE DERRAMADA 

¡Que no quiero verla! 

Dile a la luna que venga, 
que no quiero ver la sangre 
de Ignacio sobre la arena. 

¡Que no quiero verla! 

La luna de par en par. 
Caballo de nubes quietas, 
y la plaza gris del sueño 
con sauces en las barreras.

¡Que no quiero verla! 
Que mi recuerdo se quema. 
¡Avisad a los jazmines 
con su blancura pequeña! 

¡Que no quiero verla! 

La vaca del viejo mundo 
pasaba su triste lengua 
sobre un hocico de sangres
 derramadas en la arena, 
y los toros de Guisando, 
casi muerte y casi piedra, 
mugieron como dos siglos 
hartos de pisar la tierra. 
No. 
¡Que no quiero verla! 
.....................

O resto do poema está no fim do texto de Osvaldo Rodriguez que discorre sobre ele, aqui:

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